jueves, 17 de marzo de 2016

Palabras de la hija de un fusilado 
por el Fascismo



ÁLVARO SOLIÑO ARAÚXO
fusilado en Vigo el mes de octubre de 1936
testimonio de su hija
MARÍA SOLIÑO RIVEIRA
Anxo Ferreiro Currás
Conocí a Maruja Soliño Riveira en la celebración del 25º aniversario de CPS (Cristianos por
el Socialismo). Pertenecía al grupo de Cornellá de Barcelona donde desarrollaba el apostolado Juan
N. García-Nieto, uno de los fundadores del CPS en España. Esta mujer me dejó gratamente
impresionado por sus intervenciones en la Asamblea, llenas de experiencia de una mujer curtida por
el trabajo, para sacar a delante una familia, luchadora en el barrio y una gallega enraizada en
Catalunya. Pero esto no tendría más importancia que una participante más en las jornadas de CPS,
eso sí, con mente muy clara de “cristiana en el Partido (PC) y comunista en la Iglesia”, y con
facilidad para la lírica, como se verá al final. Sin embargo lo que sí tiene importancia es que se trata
de la hija de una víctima del franquismo en Vigo, (Galiza). En las jornadas del 2008, al conocer tal
circunstancia, le pedí que me contara todo lo que recordaba de su padre, y comenzó a hablar con
fluidez y sin parar. Todo esto lo tenía yo reservado para publicarlo en el libro de los curas
republicanos, pero ya no quise esperar más. He aquí, pues, el testimonio de la hija de una víctima de
la represión franquista.

MARÍA SOLIÑO RIVEIRA. “Soy hija de Álvaro y Aurelia, nací en diciembre de 1932.
Todavía recuerdo un poco a mi padre. Vivíamos en la calle de Santiago en Vigo e iba a trabajar en la
limpieza de los tranvías de Vigo. Estaba afiliado a la UHP (Unión de los Hermanos Proletarios).
Una vez con casi cuatro años me llevó a la Casa del Pueblo. Ese día estaba el féretro de una joven.
Llegaron cuatro jóvenes, y portaron la caja mortuoria envuelta en una bandera republicana con la
hoz y el martillo, que no hacía daño a nadie. Mi padre tenía sus ideas como toda la gente. Lo que
decía él siempre: “¿Por qué los ricos tienen de todo y los pobres tienen que carecer de tantas cosas?.
Los conserveros, toda aquella gente que vivía bien, mientras los pobres no tenían ni qué comer”
Recuerdo también que, con estos cuatro años, me llevó a una manifestación vestida toda de
rojo. A mí me gustaba mucho cantar. Y me decía: “Maruxiña, canta”. “Que viva Lenin, que viva
Carlos Marx, que viva la primera internacional”. Yo cantaba y él siempre me decía:

“Y tú, mi niña, ¿cómo te acuerdas, hija mía?”.
“Pues sí que me acordé siempre, me quedó en la cabeza gravada”.

El Golpe de Estado

“Al llegar el “Alzamiento Nacional” de este señor, dijeron: ‘Toda esta gente que no tuviese
delitos de sangre que fuera a su trabajo tranquilamente’, (porque claro, los que tenían delitos de
sangre eran ellos mismos). Y él, que no tenía delito alguno, con sus compañeros fueron a trabajar y
ya no volvieron nunca más.

Los metieron en el Cuartel de la Guardia Civil de Vigo y estuvo cuatro días, y ya nunca más
volvimos a verlo. Una mañana mi madre fue a llevarle el almuerzo y me llevó con ella, y le dijeron
que Álvaro Soliño Araúxo había ido a declarar a Pontevedra, y que el almuerzo ya no le hacía falta.

Lo que había pasado fue que lo habían fusilado a las seis de la mañana. Cuando mi madre se dio
cuenta, se volvió loca ante la puerta y también quisieron fusilarla, a mí me tenía agarrada por la
mano.

Mi madre en aquel tiempo tenía mucho miedo, decía: “Estemos tranquilos, aunque pasemos
hambre, hija”. Yo no pude ir más a la escuela, solo fui de los ocho a los diez años. Tuve que trabajar
con mi madre para poder comer, sobrevivimos en aquellos tiempos. Pasé mucha hambre.
“Escucha, yo soy comunista, porque llevo las raíces de mi padre dentro. Y estoy muy
orgullosa de serlo. Porque a mí me gusta que todo sea repartido. No sé lo que significa para alguna
gente ser comunista; soy comunista y compartir las cosas y ser personas, como decía nuestro
paisano, Carlos Taibo, no es decir “aquí estoy, no, es el trabajo para que el mundo sea más justo y
mejor. Lo oyes? Pues es esto, compañero”

Me sigue hablando de su padre. “Mi padre está enterrado en Tuy en Santa María de Tebra,
en una fosa común. A mi me gustaría antes de morir, voy a cumplir setenta y seis años, si llego a
diciembre, traer los restos de mi padre para aquí, Barcelona. Fui con mi madre, con todas las viudas
y en el cementerio, que ahora ya no sé como está, le pusieron unas rama de perejil”

- ¿Tienen allí gravados sus nombres?

- Qué va, no, hombre, es una fosa común.

“Fui a Santa María de Tebra, que me llevó mi sobrino. Cada vez que me acuerdo se me pone la
carne de gallina”.

“Álvaro Soliño Araúxo murió por disparo de arma de fuego a la edad de treinta y seis años”.
Así lo pone el certificado de defunción.

- Maruja, ¿Qué me dices de la Memoria Histórica?

- Mira, hijo mío, es una herida que no cierra, que jamás en la vida cerrará, mientras no se
reivindique lo único que tenemos: LA DIGNIDAD de la gente que murió por sus ideas, porque no
hicieron daño a nadie, nada más que pensar diferente. Yo estoy muy resentida.

Ellos vinieron y llevaron por delante a quienes les dio la gana, y los mataron. Y a mi madre
le dijeron: “¿Así que tú eres la mujer de Soliño?, le dijo el Rabioso, “Soy, sí señor” - le contestó mi
madre-. “Júntate a los buenos y será uno de ellos. Júntate a los malos y serás otro tanto”. Eso fue lo
que le dijo el Rabioso a mi madre. Eso es lo que no se va de mi pensamiento.

E les hice una poesía a todos los que murieron asesinados:
Verdad, Dignidad y Libertad
“Queremos que nos devuelvan
La Verdad y la Dignidad
De nuestro seres queridos.
Son muchos años
De ausencia,
De sentimientos perdidos,
De vidas que no
Se cierran,
de venganzas y terrorismo
Que nos trajo la derecha
Estas son las dos Españas:
El recuerdo y el olvido;
Nos faltan nuestras raíces
De las que tanto hemos querido.
Nos quitaron la niñez,
El tiempo lo hemos
Perdido,
Por culpa de aquella guerra
Quedaron muchos rencores;
Pero quedan los errores
De los que hoy todavía
Se creen los vencedores.
Los que fueron vencidos
se quedaron enterrados
en la niebla del olvido.
Cuántos dejaron la vida
En el “valle de los caídos”
Donde aquel vencedor
Asesino, dictador,
A la hora de morir
fue enterrado con honor.
Que sepa la juventud
Que no valen los honores,
Que valen más los valores
Que otros nos han dejado.
Acordaos del pasado,
No caigáis en el olvido
Para que no haya jamás
Ni vencedores ni vencidos.
Que lo más grande que hay
Dignidad y libertad
Por lo que ellos lucharon,
Libertad y libertad
La herencia que nos dejaron.
-“Anxo, xa tes unha testemuña”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario